Pascua 2019
El grano caído en tierra no está condenado a morir; de él brota una vida más rica y abundante. El grano no muere, florece en otra vida más hermosa y noble. El discípulo de Jesús llega a la luz y a la alegría de la Pascua, únicamente a través de las tinieblas y el dolor del Calvario. El que se queda en la muerte o salta por encima de la cruz, no podrá reconocer al Resucitado.
Creer en la resurrección de Jesucristo es mucho más que confesar que Dios lo sacó del sepulcro: es reconocer que el proyecto de Dios se puede realizar, y se realiza, en cada hombre, ahora solo
entre luces y sombras y como inicio; y en el futuro como plenitud total. Ser cristiano es creer que Jesús fue resucitado por el poder del Padre y anticipo de lo que será en cada uno de los que siguen sus huellas.
Creer en la resurrección es tener la esperanza de que toda lucha se transforma en victoria, toda tristeza en alegría, toda muerte en resurrección, Nuestra fe en el resucitado es luz, alegría, vida en plenitud y para siempre.
La resurrección es esperanza de la humanidad porque es una manera de entender la vida, la historia, cada hombre, cada pueblo, a nosotros mismos. Creer en la resurrección de Jesús es confiar en el triunfo de la justicia, de la libertad, del amor; porque estamos seguros de que la última palabra pertenece a Dios, incluso ante algo tan poderoso como la muerte. Jesús su última palabra en la cruz se la entrega a Dios; y por Él, con Él y en Él triunfa la vida.
“Triunfa la vida” cuando seguimos emocionándonos frente a un niño que nace y su madre sonríe, dejando atrás los dolores de parto.
“Triunfa la vida” cuando el trabajo sacrificado y honesto de los hombres es vivido como contribución al proyecto de Jesús de crear un mundo de que sea para los hombres y mujeres, casa de Dios y casa de todos.
“Triunfa la vida” cuando trabajamos unidos para que los niños y los jóvenes tengan oportunidades y puedan vivir la vida como vocación.
“Triunfa la vida” cuando apostamos a la solidaridad, al esfuerzo compartido, a la valoración y el respeto de los derechos de cada hombre y al cumplimiento honesto de los deberes.
“Triunfa la vida” cuando la Iglesia vive en clave misionera; se entrega a los pobres, celebra la liturgia como fiesta y se esfuerza para que la buena noticia “haga bien”; especialmente y de un modo real a los pobres, a los cautivos, a los ciegos, a los oprimidos.
“Triunfa la vida ” cuando luchamos por la paz sin miedo, buscamos ayudar a los ancianos y aliviar a los enfermos, nos comprometemos con toda clase de pobreza y la creamos de estructuras al servicio de los hombres.
“Triunfa la vida ” cuando se vive bajo el signo del amor y la vida cobra sentido. Porque todo paso que damos hacia una vida más digna y hacia una comunidad más solidaria, es el mismo paso de Cristo: paso de libertad, justicia y amor…triunfo de la Vida.
¡Muy feliz Pascua de resurrección!
Mons. Eduardo García
Obispo de san Justo